Los alumnos franceses vinieron a España el pasado 22 de abril hasta el 29. A los franceses se les recibió con un concierto organizado por la profesora de Música. Se hicieron muchas excursiones como ir al Parque de Atracciones, visitar Madrid, El Escorial, Toledo y se les enseñó cómo funcionan las clases aquí en España.
El día 7 de mayo llegó el momento de ir a Francia. Nos acompañaron las profesoras de Francés, Carmen y de Tecnología, Isabel. Estábamos todos muy nerviosos, pero a la vez muy contentos por volver a ver a nuestros corresponsales. Desde el autobús íbamos viendo el paisaje tan verde que había. Cuando llegamos al colegio... (pincha en "Más información" para continuar su relato)
nos recibieron bailando
con la canción “No importa que llueva”, y cuando terminaron todo se llenó de
abrazos y risas. Allí en Francia también hicimos excursiones muy bonitas como
ver Thonon, Ginebra (donde fuimos a ver el Museo de Ciencias Naturales y la ONU ), Chamonix donde vimos el
Mont Blanc y pasamos a un glaciar, Annecy donde dimos una vuelta en barco,
llegamos a Laussane en barco, la fábrica de Evian de agua natural
mineral y también pudimos ver cómo se desarrollan las clases en Francia que es
muy parecido a España. El último día pudimos disfrutar de una última comida
todos juntos y de hacernos fotos para tener un recuerdo de todos y cada uno de
ellos, pero después de eso, todo se convirtió en lágrimas porque habíamos
estado dos semanas con un montón de personas a las que no conocíamos de nada y a las que acabamos cogiendo cariño. Además, no sabes si los vas a poder volver a
ver.
La relación con todas
las familias ha sido muy buena, aunque un poco raro el hecho de que estemos con
otras personas conviviendo, pero nos acabamos acostumbrando y ha sido una muy buena
oportunidad para practicar francés y poder aprender más. Cuando ellos vinieron
aquí hablaban todo en español y cuando nosotros fuimos a Francia tuvimos que
hablar todo en francés. También pudimos probar comidas típicas de allí;al
principio, nos parecieron un poco raras, pero luego ya no. También nos tuvimos
que acostumbrar a los horarios, ya que se levantan muy pronto, comen a las
doce, cenan a las siete y se acuestan no más tarde de las diez, mientras que
aquí en España lo hacemos todo más tarde.
La experiencia ha sido
única e inolvidable. A todos nos gustaría poder volver a repetirla.
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